"Este documento que hoy les muestro -escribe el periodista- colgaba del mural de una empresa en la ciudad de Holguín, su director general es un fiel defensor de la supuesta benevolencia de la revolución cubana. Entre las indicaciones resaltan dos aspectos interesantes: que los integrantes de dichos escuadrones no revelen nunca que han sido enviados por la policía o el partido comunista, y dos, que las armas deben ser rústicas, las cabillas forradas con cable, todo por que parezca que ha sido el pueblo enardecido quien sale a defender el socialismo."