Por Iván García
En días recientes, un vecino, preocupado, se me acercó para alertarme de una investigación de los servicios especiales sobre mi persona. “Hace rato estamos tras sus pasos”, le dijo el oficial al vecino. No es nada nuevo.
Según fuentes del barrio, la Contrainteligencia Militar (CIM) indaga desde hace tres años cualquier dato que les pueda ser útil en la confección de mi dossier o expediente. Les interesa particularmente mi vida privada. Y cómo o dónde obtengo información para mis artículos, notas y crónicas.
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